Sídney (Australia), 10 ago (EFE).- El último deseo de un fallecido medallista olímpico australiano se cumplió ayer en el Estadio Olímpico de Londres cuando su familia depositó sus cenizas en la pista donde se disputa la modalidad de triple salto, informan hoy los medios locales.
«Decidimos traer a mi padre aquí, pero desafortunamente el murió hace unos años», declaró Robyn Glynn, hija del deportista, a la radio australiana ABC.
Glynn, junto a otros miembros de su familia y la urna donde descansaban las cenizas de su padre, viajó desde Sídney a la capital de Inglaterra tras comprar las entradas para acudir a la final de la modalidad deportiva en la que su padre fue subcampeón olímpico.
«Nos colocamos en el borde de la pista y la brisa llevó sus cenizas hasta el foso de arena del triple salto», explicó la hija.
La medalla de plata que ganó Avery estuvo guardada durante décadas en un cajón de su casa, hasta que con la celebración de los Juegos Olímpicos de Sídney, en el año 2000, el atleta australiano comenzó a acudir a gran cantidad de eventos y charlas en escuelas para promocionar el deporte en su país.
«Aquí es donde él hubiera querido regresar», remarcó una de sus descendientes. EFE